Variación diacrónica
La lengua cambia con el paso del tiempo. Hay lugares donde el cambio es más lento (sectores rurales y aislados), y hay grupos culturales que pretenden impedir que ocurra esta variación, pero, en definitiva, siempre ocurre. Ya nadie dice “Si plugiera a vuesa señoría…” Las palabras cambian y el modo de decirlas también. Desaparecen conceptos (botica, alberca, biógrafo, fenecer) y aparecen otros (zaping, trabajólico, estándar, cuásar). Esto implica una diferencia entre las distintas generaciones de hablantes: el abuelo no habla igual que el nieto.
Lo que antes era el “almacén”, hoy es “tienda” o “supermercado”; los actuales almacenes tienen otro referente. Los abuelos hablan del “paletó” o “paltó”; la prenda todavía existe, pero hoy se le dice “chaqueta” o “abrigo”. Los adultos de hoy decían años atrás “el descueve” y “macanudo”. Actualmente los jóvenes utilizan otras palabras.