El texto persuasivo, a diferencia del instructivo, normativo o prescriptivo, no resulta imperativo o perentorio, sino que intenta convencer, esto es, “incitar, mover con razones a alguien a hacer algo o a mudar de dictamen o de comportamiento”. Resulta fundamental, por tanto, la intención y el efecto de convencimiento de la voluntad que ejerce el emisor sobre el receptor para que este último realice tal o cual cosa. Aquí el foco de atención está en conseguir deliberadamente la voluntad, el ánimo favorable o la determinación del receptor para realizar algo que interesa al emisor, más allá de las instrucciones de cómo realizar tal o cual acción que, en efecto, vienen asociadas a ese fin. “El texto persuasivo intenta convencer con razones a alguien a hacer algo o a cambiar de dictamen o de comportamiento.”Digamos que buena parte de los textos persuasivos contienen parcialmente textos instructivos, pero supeditados o subordinados al fin primero que es convencer, para lo cual resultan determinantes los argumentos o razones esgrimidos. Muchas veces esos argumentos apelan a la razón del receptor, pero otras, generalmente la mayoría, apuntan a elementos afectivos o emotivos.
Características del texto persuasivo
- Su intencionalidad es para convencer.
- Hace uso emotivo del lenguaje.
- Busca convencer, persuadiendo o disuadiendo, por vía racional o emocional, para que el receptor realice lo que se le propone.
- Se da la función apelativa del lenguaje. Se ha llamado también discurso exhortativo.