Los modos o estilos narrativos corresponden a las formas en que el narrador da a conocer el decir o pensar de los personajes.
Tipos de estilos narrativos
a) Modo o estilo directo
Corresponde a la reproducción literal de lo dicho o pensado por otro o por uno mismo: Me miró fijamente y dijo: «Nunca imaginé que fueras tan pérfido»; María pensó: «No es a mí a quien prefiere»; Al verlo me dije: «Seguramente ha suspendido el examen». (También se le llama cita directa o discurso directo.) La parte de texto reproducida, si es breve, se coloca entre comillas y a renglón seguido, generalmente introducida por dos puntos (:). Si es extensa, se le suele disponer en párrafo aparte y con una letra uno o dos puntos menor que la del párrafo general, en cuyo caso se pueden eliminar las comillas, para no incurrir en redundancia de signos. Ejemplo:
El sujeto se acercó titubeante a la mujer y le dijo: «Sabes bien que te he querido siempre. Sabes bien además que jamás te dejaría. Pero algo me impide abandonar a mi esposa y a mis hijos. Es mejor que nos despidamos para siempre”. |
b) Modo o estilo directo libre
Corresponde a la reproducción textual del discurso del personaje, pero sin que medie la introducción del narrador a través de formas verbales. El narrador renuncia a su rol mediador. Ejemplo:
“Y entonces la llave en la puerta del baño, las buenas noches con el pijama puesto a solas en el dormitorio, apenas si cediendo de tanto en tanto a una costumbre de salto al pescuezo, de violento cariño y besos húmedos, mamá, mamá querida (…)” |
Julio Cortázar, Usted se tendió a tu lado.
c) Modo o estilo indirecto
Corresponde a la reproducción de lo dicho o pensado por otro o por uno mismo no de forma literal, sino como una oración subordinada que actúa como complemento del verbo principal: Me miró fijamente y dijo que nunca había imaginado que fuera tan pérfido; María pensó que no era a ella a quien prefería; Al verlo me dije que seguramente había suspendido el examen. (Se le denomina también cita indirecta o discurso indirecto.)
A diferencia del estilo directo, en el indirecto no se utilizan comillas ni ninguna forma especial de presentación, pues no se trata de cita directa, es decir, con las palabras pronunciadas o pensadas, sino de un resumen de lo que otro dice o piensa. El narrador no reproduce la propia forma de expresión del personaje, sino que subordina el discurso de éste al suyo propio. Normalmente, entre la oración principal y la subordinada suele haber un nexo, que en general es que. Ejemplo:
“El sujeto se acercó vacilante a ella y le dijo que siempre la había querido y que jamás la dejaría. Agregó que, sin embargo, no podía dejar a su familia y que, por lo tanto, debían separarse para siempre.” |
d) Modo o estilo indirecto libre
Corresponde al estilo o discurso indirecto en el que se suprime el verbo introductor (decía que, dijo que, pensó que) y en la escritura suele ir después de dos puntos: Ella siguió aferrada a su idea: no iría a la fiesta. (Se le denomina asimismo cita indirecta libre, discurso indirecto libre, estilo narrativo.) En este estilo, el narrador se mantiene presente, pero habla desde el interior del personaje, lo que produce una identificación del narrador con la interioridad del personaje. La reproducción de palabras o de pensamientos se hace mediante una oración que posee independencia sintáctica y de tono, insistimos en que no hay verbo introductor como en los casos anteriores. Por ello, un procedimiento lingüístico común del estilo indirecto libre es la variación de los tiempos verbales. Ejemplos:
“Él se acercó a ella, lleno de incertidumbre. Sabía que la amaba y que jamás la habría dejado. Pero su corazón también se desgarraba por su esposa, por sus hijos. Su decisión era inquebrantable: tenía que abandonarla para siempre”. |
“Andrés se puso de pie violentamente. Todo el mundo parecía haberse unido en contra suya, su abuela, don Emiliano, Carlos, Estela, cada palabra se transformaba en un latigazo en sus zonas más sensibles. Se apoyó a la ventana, mirando el jardín y la noche reciente de afuera. ¡Quería pensar, pensar! ¿Pero de qué iba a servirle ya? ¿No estaba todo perdido?…” |
José Donoso, Coronación (fragmento).