El texto es una configuración lingüística que resulta de un conjunto de operaciones que conectan oraciones individuales. Todo texto posee ciertos elementos constituyentes básicos que se reconocen por su autonomía semántica en diversos grados y que son los que, al relacionarse, generan una estructura coherente:
a) El enunciado: unidad mínima de significación comunicativa.
b) El párrafo: unidad superior en que se dividen los textos, limitada por punto y aparte. Cada párrafo contiene generalmente una secuencia coherente de enunciados relacionados con una idea principal.
Para reconocer la idea principal de un párrafo, podemos hacer uso de las siguientes preguntas:
a) El tema: ¿De qué o de quién se habla? Equivale al sujeto de una oración.
b) La idea principal: ¿Qué es lo que se dice sobre aquello de que se habla? Equivale al predicado en la oración.
Muchas veces, esta idea principal se expresa a través de una de las oraciones del párrafo, mientras el resto cumple función de apoyo. En otros casos, en cambio, la idea central no se explicita, por lo que debe ser inferida.