El paralenguaje corresponde al conjunto de las cualidades físicas del significante lingüístico. Es indisociable del lenguaje verbal, ya sea oral o escrito, y está constituido por elementos físicos que pueden variar intencionalmente, como la intensidad (o “volumen”) con la que se habla o el tipo de letra (manuscrita, Times New Roman, cursiva…). Los elementos paralingüísticos se valen, por tanto, de los accidentes intencionales del lenguaje verbal.
a) En el plano oral, o fónico
El tono: Más agudo o más bajo. Manifiesta la emocionalidad y la afectividad del emisor. La adecuación emocional del tono de voz utilizado en la conversación no sólo refleja, sino que también condiciona muchas veces el tipo de relación establecida. Por ejemplo, una excesiva emocionalidad ahoga la voz y el tono se hace más agudo. Por lo tanto, el deslizamiento hacia los tonos agudos es síntoma de inhibición emocional.
Algunas variaciones tonales están estrictamente codificadas. Por ejemplo, en español, hay una clara entonación ascendente al final de la frase cuando se hace una pregunta (ortográficamente se marca con el signo “?”), y una descendente cuando se termina una idea (lo que corresponde al punto).
La intensidad: Suave, regular o fuerte, expresa la adecuación del emisor a la situación, su intencionalidad de imponerse o su timidez ante la situación, y el énfasis que se da a una palabra o frase.
Cuando la voz surge en un volumen elevado, suele ser síntoma de que el interlocutor quiere imponerse en la conversación, y está relacionado con la intención de mostrar autoridad y dominio. El volumen bajo sintomatiza la intención de que no quiere hacer el esfuerzo de ser oída, con lo que se asocia a personas introvertidas.
El ritmo: Se refiere a la fluidez verbal con que se expresa la persona. Puede ser átono o marcado, monótono o expresivo, entrecortado o fluido, rápido o lento. El ritmo lento o entrecortado puede revelar un rechazo al contacto, un mantenerse a cubierto, un deseo de retirada y una frialdad en la interacción. El ritmo cálido, vivo, modulado, animado, está vinculado a la persona presta para el contacto y la conversación.
Además, es normal que se haga más lenta la enunciación cuando se desea que se comprenda una parte difícil o enfática.
b) En el plano escrito, o grafemático
La distribución espacial: El texto escrito aprovecha su carácter visual para hacer que la configuración del mensaje sea expresiva en sí.
La forma más habitual de escribir es de margen a margen, pero difícilmente se encontrará un texto que no aproveche otras distribuciones espaciales para algunas partes, como centrar títulos o encuadrar párrafos. Hay textos con distribuciones típicas e invariables, como la carta y la noticia. La poesía se vale de esto en la versificación y en los caligramas.
La puntuación: Es la representación gráfica de los elementos paralingüísticos del tipo oral, por lo tanto, influye tanto en la lectura en voz alta como en la organización temática, los énfasis y la emocionalidad del texto.
El ritmo y la organización temática se grafican con pausas como el punto (.), la coma (,), el punto y coma (;), los dos puntos (:) y los paréntesis (). El tono por signos de interrogación (¿?), puntos suspensivos (…) y comillas (“”). La intensidad por los signos de exclamación (¡!) y el tilde (´).
La tipografía: Se refiere a la selección del medio gráfico que se usa en sustitución del sonido, tanto la forma física de las letras (tamaño, forma, tipo) como el uso de otros gráficos de apoyo que no son propiamente signos de puntuación, como @, {}, &, %, $.